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El mantón de manila

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Sus orígenes se remontan al año 600 a.c. para situar la aparición de los mantones, afirmando que las mujeres chinas de la clase alta durante la dinastía T'ang usaban este tipo de chales.

No es aventurado situar los orígenes del mantón en la antigua China, ya que se da por hecho que los chinos fueron los inventores del tejido de seda; se sabe que los bordados en seda fueron una invención china; la más antigua muestra de bordado chino se ha encontrado en una tumba de la dinastía Chou del siglo VI a.d.C., de la cual hay libros que hablan de ritos, banderas y estandartes de seda bordada.

El hecho de que se dé a esta prenda el nombre de mantón de Manila, a pesar de ser originaria de la China, se debe a que fue en Filipinas donde los comerciantes españoles vieron por primera vez, en el siglo XVI, unas maravillosas piezas de seda bordada. Las mercancías de los chinos sorprendieron y admiraron a los comerciantes españoles: eran poco corrientes para ellos, y de una vistosidad y colorido admirable.

Desde finales del siglo XVI, el tráfico mercantil oriental comenzó su flujo ascendente, a través de Filipinas, hacia Europa. Manila se constituyó en el centro receptor de las mercancías que los comerciantes chinos transportaban en sus propias embarcaciones hasta el puerto.

Desde allí, los navíos españoles iniciaban un largo trayecto hacia México, para zarpar definitivamente hacia España, hacia Sevilla, como destino final.

Sin embargo, estas piezas de seda china ricamente bordadas en vivos colores no eran, en principio, excesivamente populares en España, en parte porque su vistosidad y colorido no eran muy apropiados para el gusto dictado por la sobriedad en la moda que habían impuesto los Austrias. Fue en México donde el mantón encontró una mejor acogida: el rebozo mexicano, una especie de chal bordado, era entonces una prenda indispensable en el atuendo tradicional de las mujeres del Virreinato de Nueva España, el cual empezó a confeccionarse en seda con motivos enteramente nuevos.

TIPO Y DISEÑOS

Con su llegada a España, el mantón de Manila fue fundiendo sus tradicionales motivos orientales (dragones, sapos, aves y otros símbolos chinos) con otros más propios del gusto europeo. A este momento pertenecen los mantones de figuras chinas, cuyas caras se tallaban sobre una fina placa de marfil o nácar, que se  cosían a la seda, y que sonaban al caminar; la utilización de estos materiales denotan su antigüedad, que puede fecharse alrededor de 1860.

En Andalucía, los motivos florales eran los más apreciados.

Los mantones se llenaron de vistosas rosas de diversos tamaños, bordadas en fuerte colorido; la rosa, además, significa el secreto, y en la simbología cristiana hace referencia a la Pasión de Cristo. En esta línea, se hicieron frecuentes en los diseños las margaritas, cuyo significado es la impaciencia, el lirio, que remite a la pureza, o el girasol, que es símbolo de fidelidad. El romero representa la memoria, vinculado además a propiedades mágicas y adivinatorias. Otros de los motivos florales más frecuentes fueron, y siguen siendo el pensamiento, el cardo y el loto, este último de indudables reminiscencias chinas. 

Esta gran variedad de motivos y combinaciones han ido agrupándose en diseños más o menos semejantes, que han terminado por ser denominados en función de su motivo dominante: así, podemos encontrar mantones de rosas, pavos reales, chinitos, clavelitos, flores grandes, uvas, rosetones,etc.

Algunos, por su originalidad o por su especial significado, han logrado mantenerse al margen de las modas: es el caso de los mantones de macetón y los de cigarreras. El primero de ellos responde a un diseño que mezcla los tradicionales tallos de bambú con canastas cuajadas de flores de todo tipo. En cuanto al segundo, recibe el nombre de las trabajadoras de la fábrica de tabaco de Sevilla, quienes añadieron a su vestuario cotidiano el mantón bordado casi exclusivamente con grandes rosas y claveles de brillantes colores.

Los que pierden intensidad por el paso del tiempo se conocen con el nombre de "ala de mosca", llegando estos, curiosamente a ser muy cotizados.
 

DATOS PRACTICOS

En la actualidad, los mantones de manila, pueden realizarse a máquina o mano, siendo estos últimos los más cotizados y por lo tanto los más caros. Para distinguir los de mano de los de máquina, solo hay que mirar el reverso del mantón, si este es igual que el anverso, lo más probable es que estemos ante un mantón realizado a mano, e incluso en el reverso de los de máquina encontramos entremezclado entre los hilos de colores un hilo blanco que pertenece a la canilla de la máquina de coser. 

Por norma general los mantones son elaborados en seda natural, aunque podamos encontrar otro material como el crespón.

En cuanto al fleco, suele estar realizado a mano, incluso en aquellos mantones que son de máquina, el trabajo de este consiste en ir anudando hilos de seda natural, consiguiendo bonitos enrejados y diseños; un buen fleco resalta  la belleza de un gran mantón.

En cuanto al cuidado de esta prenda delicada, que es el mantón de manila, merece un trato preferente; siempre evitaremos guardarlo muy doblado, para que los dobleces no rompan la seda natural; no obstante podemos guardarlo doblado, evitando marcar mucho los dobleces, e incluso podemos doblarlo de manera que en su interior quede alguna tela de algodón que proteja a todo el mantón. También puede optar por mantenerlo colgado.

 

En la actualidad, los mantones de manila, pueden realizarse a máquina o mano, siendo estos últimos los más cotizados y por lo tanto los más caros. Para distinguir los de mano de los de máquina, solo hay que mirar el reverso del mantón, si este es igual que el anverso, lo más probable es que estemos ante un mantón realizado a mano, e incluso en el reverso de los de máquina encontramos entremezclado entre los hilos de colores un hilo blanco que pertenece a la canilla de la máquina de coser. 

Por norma general los mantones son elaborados en seda natural, aunque podamos encontrar otro material como el crespón.

En cuanto al fleco, suele estar realizado a mano, incluso en aquellos mantones que son de máquina, el trabajo de este consiste en ir anudando hilos de seda natural, consiguiendo bonitos enrejados y diseños; un buen fleco resalta  la belleza de un gran mantón.












En cuanto al cuidado de esta prenda delicada, que es el mantón de manila, merece un trato preferente; siempre evitaremos guardarlo muy doblado, para que los dobleces no rompan la seda natural; no obstante podemos guardarlo doblado, evitando marcar mucho los dobleces, e incluso podemos doblarlo de manera que en su interior quede alguna tela de algodón que proteja a todo el mantón. También puede optar por mantenerlo colgado.

El fleco es el elemento del mantón que más suele estropearse y ensuciarse; lo más normal es que los flecos se enreden, para desenredarlos hay que hacerlo como si de una larga cabellera se tratase, e ir pacientemente peinándolos con un cepillo o peine. Para colocarse el mantón, existen  muchas formas de hacerlo, las más comunes y elegantes te las mostramos en estas fotos.



USOS y CONSERVACIÓN DE UN MANTON DE MANILA


A pesar de que en sus orígenes el mantón de Manila era una prenda de uso cotidiano, con el que las mujeres trabajadoras se protegían del frío al salir a la calle, el tiempo lo ha ido relegando a las grandes ocasiones. Hoy día, la mujer española saca el mantón para enriquecer su vestuario dándole un toque festivo, elegante y femenino. Es costumbre llevarlo a la feria y a los toros, pero también se usa en cualquier otro momento que requiera un atuendo especial.

Otro uso que se da al mantón en tierras andaluzas, y que suele asombrar a quienes lo observan, es el engalanamiento de balcones en determinadas fiestas. Así, es tradicional que las casas de las calles por las que pasan las procesiones del Corpus Christi cuelguen en sus balcones mantones de Manila, como un adorno más.

También se utilizan en la decoración del hogar como colcha o simplemente como cobertor en un sofá o como elemento decorativo sobre un piano de cola, una mesa, un baúl.... En fin, es tal la belleza de sus dibujos y la armonía de sus colores que cualquier forma de exposición en la que pueda uno contemplarlos llena el alma y eleva el concepto de elegancia junto al del buen gusto.








¿ Cómo se guarda y conserva un mantón de manila?

Hay varias formas de guardar un mantón de manila:

1ª) Doblado y cada cierto tiempo, cambiar las dobleces. El mantón de manila esta hecho en sobre seda natural. Tienes que tener en cuenta, que el trato que le des a este prenda, tendrá que ser, como el trato que le dieras a cualquier prenda de seda natural, osea, un trato muy delicado, tanto para guardarlo como para plancharlo.

2º) En un rulo de cartón de los tela, enrollado. De esta forma te evitas las dobleces, pero también es cierto, que no todos tenemos espacio en los armarios, para guardar estos tubos de cartón.

3º) En una caja de cartón, tal como cae, sin doblar ni nada. Esto es una forma que evitas las dobleces, pero tambíen tiene el incoveniente, que siempre esta arrugado, y cada vez que lo uses tendrás que emplearte a fondo, para plancharlo.

Como ves hay varias formas de hacerlo, todas tienen sus ventajas e incovenientes, tú elije la que más te convenga.

 

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